martes, 18 de enero de 2011

la evaluación en prospectiva

La evaluación en prospectiva
Uno de los aspectos que más repercuten en el ámbito educativo por su naturaleza estimativa, es la evaluación en cualquiera de sus connotaciones y a lo largo de la historia de la educación. Un individuo que ha participado en un proceso de adquisición de conocimientos, habilidades y destrezas, para serle reconocido y avalado por la sociedad se somete a la ejecución de una determinada forma de manifestar sus saberes y dominios.
Es la propia evolución del concepto lo que influye, en el tiempo y espacio en el que se desarrolla y se lleva a cabo, (tanto en el fondo como en la forma), lo que estipula o decreta ser acreditado, apreciado medido y las dimensiones de su alcance, local, regional, nacional e internacional.
Según DÍAZ, Barriga. A. (s/d), en México de principios del siglo XXI la evaluación se mueve entre dos tipos de tensiones: por un lado el progreso nacional y su atención a las necesidades regionales y por otro lado la implantación de estrategias de mejora al sistema educativo pero que en realidad han sido una cuestión de políticas educativas, ligadas a intereses financieros nacionales e internacionales dentro del proceso de globalización económica, social y cultural que afecta al planeta, mismo que en un intento por uniformizar a las naciones plantea desde la cúspide las reformas curriculares y de contenidos y los indicadores de evaluación correspondientes al desarrollo de los individuos y a las prácticas escolares, sin respetar ninguna particularidad.
El mismo autor menciona que la evaluación que ahora estipula el nivel de conocimientos adquiridos en todo el país, está basada en instrumentos objetivos desde una perspectiva Académico-Técnico que presume una neutralidad valorativa pero que no toma en cuenta los procesos simbólicos de formación (pensamiento, conocimiento, valores, ciudadanía, etc.) y otra con un enfoque político-institucional que sí afecta los procesos institucionales de tal forma que se recrea una nueva forma de dominación: evaluación y poder y que es meramente una práctica social que pretende la justicia social, la democracia e igualdad de oportunidades en detrimento de la calidad, equidad y eficiencia.
En ambos paradigmas hay además un riesgo de discriminar y excluir del sistema educativo a los que consideran no merecer estar en él, y se beneficia a los mejores y más audaces.
De acuerdo a las políticas internacionales que favorecen al pensamiento neoconservador ligado a intereses financieros y las leyes del mercado así como la competencia, se busca emitir juicios sobre las personas, legitimar la educación técnica y dosificar los recursos económicos. Todo ello como una medición arbitraria de elementos formales del sistema educativo.
Beltrán Medina M. G y M.C.(s/d), coinciden con Díaz Barriga en el sentido de reconocer las dificultades que estos perfiles educativos que buscan identificar la susceptibilidad de los resultados educativos promueven y para ello se han creado instituciones nacionales para evaluar el nivel de aprovechamiento de los educandos como la prueba EXCALE 2002 que detecta las debilidades y fortalezas de la aplicación del currículo, pero puntualizan que la evaluación reducida a control desvirtúa la función pedagógica quedándose en un eficientismo funcionalista en lugar de una evaluación estimativa intersubjetiva y contextual.
Ambos autores consideran la evaluación en prospectiva que ve a la evaluación como un instrumento de conocimiento y diagnóstico del sistema educativo, para satisfacer la demanda social (autoevaluación) es ideal. Al surgir de las propias instituciones (evaluación formativa) propicia un trabajo colaborativo que mejora in situ las tareas de la educación, al detectar dificultades y carencias del proceso y su modificación durante el mismo, adaptándose a la realidad profesional y llegando incluso a los procedimientos del salón lo que beneficia principalmente a los usuarios y satisface la demanda social considerando su contexto.
Es frecuente encontrar dificultades para hacer éste tipo de evaluación en colectivo, pero puede hacerse dentro del aula con los propios alumnos y padres de familia, lo que se requiere es que ellos expongan sus saberes los confronten y argumenten y que de ese proceso surjan nuevos conocimientos, desechen los erróneos y que se alcancen los objetivos curriculares.
Eso sería el principio de una acción responsable de los maestros interesados en reflexionar sobre su práctica e innovar para mejorar y reaccionar en contra de aquellos que dictaminan en contra de la educación mexicana y que anuncian a voces el fracaso del sistema al compararlos con otros países, como si fuese en el total de los casos y en todos los aspectos en los que la educación está siendo evaluada.

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